martes, 24 de mayo de 2011

Proxima Estación

(París, 1961) Cantante y compositor hispano-francés, ex líder de la banda Mano Negra, creador de un personal estilo que sintetiza músicas de todo el mundo, y figura destacada de los movimientos antiglobalización en el ámbito musical.
Manuel Chao nació el 21 de junio de 1961 en París, hijo del periodista Ramón Chao y de Felisa, física de profesión, ambos gallegos inmigrantes. Pasó su infancia en Boulogne-Billancourt y luego en Sèvres, poblaciones de la región parisiense. Siempre fue un alumno brillante, y sus aficiones en el tiempo libre eran jugar al fútbol con amigos y escuchar todo tipo de música, desde rock hasta canciones revolucionarias españolas.

Manu Chao
De pequeño aprendió el rigor intelectual de su padre, corresponsal en París de la revista Triunfo y también músico aficionado. Ramón Chao ha relatado posteriormente cómo su hijo impresionó a alguno de sus amigos célebres, como Alejo Carpentier, que le regaló su primer instrumento de percusión, o Antonio Saura. Para hacerle ganar algún dinero, a los catorce o quince años le mandó hacer las fotos de sus reportajes y, tras una entrevista, cuenta que Felipe González le dijo: «Este chico va a ser alguien».
Enamorado del punk, especialmente tras ver a The Clash en concierto, desde 1985 empezó a tocar en bandas como los Hot Pants o Los Carayos, que formó su hermano mayor, Antoine. Por entonces estaba inmerso en la escena alternativa rock de París, que se desarrollaba en locales improvisados como bares, casas ocupadas o fábricas abandonadas.
El espíritu trasgresor y el rechazo a los canales convencionales propios de Mano Negra nacieron en esta escena, de la que salieron otras bandas imprevisibles como Les Négresses Vertes o, en el resto de Europa, Urban Dance Squad (Países Bajos) o Negu Gorriak (País Vasco).

Mano Negra
 En 1987 formó Mano Negra, un heterogéneo combo multirracial junto con su hermano Antoine (trompetista) y su primo Santiago Casiriego (batería). Empezaron tocando en el metro de París y enseguida llamó la atención su explosiva combinación de músicas: rock, rumba, hip-hop, salsa, raï y punk, cantadas en francés, español, inglés y árabe.

Manu escribía las canciones y era el líder visible del grupo. En junio de 1988 publicaron su primer disco, titulado con el nombre con que bautizaron su peculiar estilo: Patchanka. La enérgica rumba Mala vida fue su presentación, y el grupo pronto se ganó una merecida reputación de banda de directo electrizante.

En 1989 publicaron con la multinacional Virgin Puta’s fever, que les abrió el mercado mundial gracias al single King Kong five, un ejemplo de crossover (mezcla de hip-hop y guitarras hardcore). Saludados por un crítico estadounidense como «lo mejor que ha salido de Francia desde Brigitte Bardot», se convirtieron en la banda más importante de Europa. King of Bongo(1991) fue su álbum más orientado al rock, y estaba cantado en su mayor parte en inglés. Sin embargo, tras una gira por Estados Unidos como teloneros de Iggy Pop, sus intereses se concentraron en Latinoamérica.

Disolución del grupo y éxito en solitario
 En 1992 alquilaron un barco con el que realizaron una gira por ciudades costeras de Brasil, Venezuela, México y Santo Domingo. Durante aquella experiencia, oyeron hablar de unas vías ferroviarias abandonadas en Colombia y ellos mismos repararon un tren para recorrerlas, actuando en pueblos de la selva donde nunca antes había llegado ninguna banda. La aventura, que relató el propio Ramón Chao en el libro Tren de fuego y hielo, fue tan extenuante que acabó por exacerbar las tensiones en una banda ya inestable de por sí (variaba entre ocho y doce miembros).

Tras publicar Casa Babylon (1994), Mano Negra se disolvió a cara de perro. Manu y algunos miembros de la banda actuaron entonces bajo el nombre de Radio Bemba, por culpa de disputas legales derivadas de la separación. Sin domicilio fijo y siempre dispuesto a colaboraciones externas (los mexicanos Tijuana No, los brasileños Skank, los argentinos Todos Tus Muertos o el español Tonino Carotone, entre muchos otros), preparó Clandestino, su primer disco en solitario. Concebido como un carné de viaje, fue grabándolo en diferentes países con su estudio portátil, incluyendo colaboraciones de músicos locales o selecciones de noticiarios radiados u otros discos.

El éxito de Clandestino en todo el mundo, con más de tres millones de ejemplares vendidos, no hizo que Manu volviera a plantearse una gira convencional. Al contrario, se embarcó en la inclasificable Feira das mentiras, un espectáculo circense con el que recorrió el norte de España.

A pesar de cuatro años de relativo silencio y alejado de los medios, cuando publicó Próxima estación: Esperanza, su dimensión social no había dejado de crecer. Las canciones de Clandestino, saludadas por The New York Times como la «música del siglo XXI», se cantaban en las calles de España durante las protestas contra la Ley de Extranjería a principios de 2001. El nuevo disco, grabado esta vez con una banda estable, no era tan sólido como el anterior, pero la repetición de la fórmula (raíces latinas, unas pocas y sencillas tramas rítmicas sobre las que va desgranando melodías en diversos idiomas) funcionó para mantener a Manu Chao como uno de los artistas más populares e incluso como uno de los líderes de opinión de nuestra era.

En su gira del 2001, la capacidad de convocatoria de Manu Chao se manifestó en ciudades de toda Europa y en Nueva York, donde se quedó pequeño el recinto del Central Park donde actuó. En el concierto gratuito en la plaza de Catalunya de Barcelona se aglomeró tal cantidad de gente (se estima que unas 90.000 personas) que el lugar se desbordó y sus accesos quedaron bloqueados al tráfico. A lo largo de su gira, sin embargo, la prensa le interrogó más sobre su activismo político y la estatura casi mítica que estaba adquiriendo su figura: viajero impenitente, miembro del movimiento Attac, simpatizante de los zapatistas y de la legalización de la marihuana, impulsor de un sinfín de proyectos, etc.
extraído de www.manuchao.net

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