viernes, 20 de mayo de 2011

Así viví el Paro Patrolero...en Sanare. Crónicas

El lunes 2 de diciembre de 2002, fuerzas de oposición al gobierno de Hugo Chávez iniciaron una acción política llamada “paro cívico nacional” siguiendo con la agenda de derrocar al primer mandatario nacional. Ya en abril del mismo año, ensayaron con el Golpe de Estado, pero la movilización del pueblo en toda la geografía del país y el rescate del Presidente por parte de un sector de las Fuerzas Armadas, dio al traste con la intención de derrocar al Presidente.
Fedecámaras convocó el paro el 2 de diciembre. Su duración inicialmente era de 24 horas, pero se extendió día a día hasta convertirse en una huelga indefinida en plena temporada comercial navideña. Los comerciantes, empresarios, empleados y obreros recibían promesas de que el paro sólo duraría unos días hasta lograr la renuncia de Chávez, pero dicha renuncia no llegó. Parecía que la oposición se había metido en una huelga de la que no sabía cómo salir.
El paro se extendió desde diciembre de 2002 hasta febrero de 2003, con grandes pérdidas para el país. Recordamos en aquellos días a un personajillo, hoy prófugo de la justicia (Carlos Ortega), llamando a la población a suspender la navidad hasta que cayera el tirano. En su papel de el Grinch (personaje que odia la navidad), incitaba al odio constantemente y planteaba que si había que celebrar la navidad en julio, se haría, pero sin el “tirano”. La valentía del bravo pueblo venezolano se hizo evidente estos días. Con creatividad y entereza supieron salirle al paso a esta agresión.
En Sanare, aunque se sintió el rigor de esta irresponsable acción de sabotaje, la gente se las inventó para seguir adelante, con trabajo y optimismo y para celebrar su navidad. A continuación algunas crónicas de esta fatídica fecha:
Guillermo Batista (Bojó): costaba mucho trabajar porque no había gasolina. Las colas eran inmensas. Casi nunca bajaba al pueblo, pero una vez vine a hacer la cola y duré 2 días pa’ echar gasolina. Tampoco había gas, una vez estuve en la cola del gas desde las 6 de la mañana hasta las 4 de la tarde. En Bojó la mayoría cocinábamos con leña; a veces me venía en la noche a acompañar a otras personas porque uno se distraía en la cola. Yo si celebré la navidad como todos los años.
Varios jóvenes: por esos días la cerveza pasó de 5 a 17 mil la caja; entonces nos inventamos una bebida a la que llamamos “Guasitruki”. Se preparaba con ron Liki-liki, un ron malo, lava gallo y tang de mora. Como durábamos tanto en las colas, no valía la pena cargar vasos ni hielo; entonces tomábamos a pico e’ botella y le quedaba a uno un rodete morado en la boca. Fueron días muy duros, pero nosotros gozamos mucho porque casi no dormíamos en la casa. Cuando había que hacer cola pa’ la gasolina, uno salía corriendo, yo voy, yo voy.
Xilena Gómez: yo si celebré mi navidad porque no estuve de acuerdo con el Paro Petrolero. Lo más difícil fue la escasez de gas; pero Gregorio Lucena se inventó una cocina que llamaba “Tamo-Gas”; la hizo con una lata mantequera, le hizo un hueco por un lado, metió un tubito y comenzó a apisonar tamo de café; cuando estaba bien apretado se sacaba el tubito y quedaba un respiradero. En la tamo-gas cocinábamos y usábamos el gas para calentar la comida. Incluso hicimos el hallacazo cultural; muchas hallacas en fogón de leña. Y ni siquiera Carlos Ortega pudo impedir que hiciéramos las actividades que nos son propias en la época navideña.
Un anónimo, por razones obvias, nos comenta que durante el paro petrolero, había un individuo quien, supuestamente con una credencial de la Gobernación, se metía en la bomba de gasolina de Churío y sin hacer cola le despachaban hasta dos pipas de gasolina que luego vendía bien caras. Buscamos confirmar esta crónica y efectivamente nos dijeron unas cuantas personas que era verdad; nadie quiso dar su nombre.
M.T. García: lo mejor de esa fecha fue que antes a uno no le prestaban el carro, pero por la necesidad de mi mamá de no hacer la cola me mandaba a que yo la hiciera, entonces yo aprovechaba pa’ matar la fiebre… Ah, y lo del Guasitruki.
M. Ferrer: Fue desagradable lo de las colas porque uno tenía que dormir en el carro y era incómodo; pero en las noches tomábamos guasitruki y uno se dormía como cayera.
Antonio Olavarrieta: yo antes de esa fecha vendía cocuy de penca en la casa, pero no vendía casi porque todo el mundo bebía cerveza; a los puros viejos les gustaba la penca. Pero como subieron la cerveza (muuucho), todo el mundo comenzó a buscar la penca en mi casa. Entonces yo era muy solicitado en esos días.
M. Mendoza: cuando íbamos a hacer las colas, mi hermana mayor y yo nos tirábamos un cara o sello pa’ ver quién iba a la cola del gas y quién a la de la gasolina. Cuando a mi me tocaba la del gas era lo más triste; pero cuando me tocaba la de la gasolina, uno amanecía echando vaina, porque en esas colas amanecía gente que ni carro tenía…
Así, saliéndole al paso al Grinch Ortega, la gente aprovechó la tragedia que significó el paro petrolero y se convirtió en inventora; desde el Guasitruki hasta la tamo-gas, le dijeron a los saboteadores que ellos si iban a celebrar la navidad.
Escrito y Publicado por Colectivo Pueblo Sur.

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